Uno de los procesos más importantes para llevar a exitosa participación una vida humana es sin dudas el de la disciplina. Debate constante para los educadores, la disciplina es condición indispensable de una educación de calidad en las instituciones educativas serias, mejor dicho en cualquier organización que trabaje con personas, desde un destacamento militar hasta una familia pasando por empresas lucrativas o de servicios. Sin embargo, no deja también de ser un tema polémico habida cuenta de las grandes diferencias conceptuales y no menos definiciones dispersas que suelen escucharse de labios de los adultos… Cuando pregunté a mis estudiantes de último año qué entendían por disciplina, uno de ellos pintó de cuerpo entero su entrada a la etapa de adolescencia tardía período de tiempo final antes del inicio de la adultez-. “Es aquello que nos ayuda a comunicarnos bien con nuestros semejantes y nos facilita la armonía en sociedad”, me dijo. Mis maestros y maestras, en otra oportunidad, consideraron fundamental que nuestra institución definiera el término de manera que de una vez por todas se sepa la orientación y el propósito sobre lo cual formamos a nuestros estudiantes. “Disciplina es el término escogido para definir el concepto”. Para nosotros “la disciplina es un proceso constante y permanente que se apoya esencialmente en el desarrollo de hábitos positivos de desarrollo personal que lleven al pleno goce de la autonomía vital del estudiante de manera logre una interacción armónica con sus pares y la construcción de una sociedad más justa”. Entendimos que disciplina no es sumisión ni acatamiento irracional a las órdenes, tampoco es un ajuste acomodaticio a la realidad del momento, ni peor la pérdida inhumana de la voluntad… Disciplina es un concepto asociado a la vida misma deseosa de perpetuarse y de seguir un orden causal que asegura que todos los días salga el sol y que el cuerpo humano funcione de manera equilibrada. Así pues si de hábitos vamos a hablar es menester entender que éstos se logran con la práctica consciente y deliberada, día a día, de manera puedan automatizarse todos aquellos que configuren una personal sólida que hemos dado por llamar logro de la autonomía vital. En tanto la práctica de la ducha matinal, el saludo diario, la sonrisa franca, el respeto a la palabra empeñada y el cumplimiento de las tareas u obligaciones siguen procesos similares, se requiere que el guía, padre, madre, maestra, jefe, gerente, coronel o Presidente de la República persista en el intento de practicar actos positivos y buenos, virtuosos diríamos que poco a poco al automatizarse conscientemente genere conductas disciplinadas que nos sirven para convivir con el yo interior y con la comunidad circundante, doquiera que esté en China, España, Uruguay o Ecuador. La disciplina siempre es reconocida y podría decirse que para muchos es “el precio que pagamos por el éxito”. Cuando titulo el presente artículo “cómo disciplinar a otros”, acabo de conversar con una madre de familia que “defendía” el hecho que su hijo se pinte el cabello de diferentes colores pues eso al decir de ella- es “respeto a la diversidad” y está consagrado en la propia Constitución. Pues, a eso podemos llegar, a tal confusión que no entendemos que para “disciplinar a otros” a los hijos e hijas por ejemplo- es fundamental practicar en lo personal y enseñarles a respetar las reglas, las leyes, pues existen doquiera vaya, pueblo, ciudad, país, organización, grande o pequeña, las reglas existen para ser respetadas y han sido elaboradas por consenso sociales o jurídicas-. Confundir el “respeto a la diversidad” con el respeto a la ley, a las normas, es lo que trae el “manoseo” de los politiqueros y de ciertos “activistas sociales” que más que poner al país a tono con la modernidad lo atrasan, confundiendo a su gente y promoviendo la agresividad entre unos y otros. Una buena forma de “disciplinar a otros” en las instituciones educativas, pues comience con el pensamiento, trabaje en procesos, proporciónele más énfasis a lo procedimental en su metodología organizacional, haga que la gente argumente, explique, desarrolle, defienda sus criterios. Llegue a la “disciplina consciente”, y por sobre todas las cosas diferencie con claridad la “sumisión” con la disciplina razonada que lleva a la toma de decisiones pertinente y oportuna.
lunes, 21 de diciembre de 2009
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